Con apenas 14 años tuve el placer de ser alumna de unos profesores en prácticas que traían ideas innovadoras, todo un lujo porque con esa edad aún no tenía claro si la docencia era mi vocación, aquello me marcó mucho, no sólo nos enseñaban sino que cantábamos y nos hacían participar en juegos, es decir la diversión entró en el aula y llevó esa neblina oscura de la clase tradicional.
Años más tarde, intento que mis enseñanzas sean útiles y además divertidas, siempre creo un ambiente de confianza y relajado entre los alumnos, donde no se aprende tan solo, se comparte y se vive. Enseñar árabe te da muchas posibilidades, ya que alfabetizas a adultos y empiezas desde cero, según el marco de referencia es el A1: debo de decir que es apasionante ver el progreso, la evolución del aprendizaje, también es un lugar para compartir la cultura vinculada a la lengua, saber más de los pueblos y personas que son nativos. Acercan el árabe a la vida cotidiana, aprender el alfabeto , ir evolucionando hasta poder hacer una presentación, poder hablar de ti mismo en árabe estándar es un aprendizaje que proporciona herramientas muy útiles desde el punto de vista personal, para las relaciones humanas, familiares, laborales, y también para ampliar el currículum.
¿Cómo se crean aulas con espacios para ser creativos? la profesora ha de ser facilitadora de que haya intercambio comunicativo entre los alumnos, desde el primer día l@s alumn@s empiezan a aprender a decir su nombre, a saludar y poco a a poco de la expresión oral pasamos a la escrita, al estar en los primeros estadios de la alfabetización el proceso es lento, aunque se van fijando el vocabulario, se van adquiriendo los nuevos fonemas, se va captando esas nuevas palabras.
Lo que intento trasmitir es que cuando un@ alumn@ siente interés siempre aprenderá, hay que consolidar este interés, esta ilusión , porque la base es poder llevar a término los cursos iniciales.
Estoy muy agradecida por estas clases como docente y como ser humano.
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